martes, julio 08, 2014

Evolución y creacionismo, una simbiosis con Filosofía

Cuando Charles Darwin presenta su teoría de la evolución en el libro El Origen de las Especies se produce un debate profundo, filosófico y teológico, con la enseñanza que en ese momento realizaba la institución eclesial en la catequesis.

En realidad Paul White, profesor de la Universidad de Cambridge, en una entrevista sobre Charles Darwin y su relación con la fe, al portal de noticias Publico.es,  explica que no ha sido tan así, que ni el mismo Darwin entendía que su teoría de la Evolución estaba contra las enseñanzas de la Iglesia, que sólo algunos sectores conservadores de esta la tomaron como una amenaza a la creencia de la Creación por parte de Dios.
 
Lamentablemente es una constante en la historia de la Iglesia cómo los sectores conservadores impiden el crecimiento del Reinado de Dios, y al mismo tiempo como el Espíritu suscita en esa historia de idas y vueltas algunos santos varones o santas mujeres que sacuden esas estanterías de supuestas seguridades para que el soplo renovador del Espíritu se encarga de purificar.

Pero el tema que nos compete aquí es desentrañar lo que creo es una profunda enseñanza del que podemos llamara orden natural, particularmente entre las células que se reproducen sexualmente a partir del encuentro con otra célula.  Tal hecho, nos apunta el teólogo Leonardo Boff, apunta ya hacia el sentido profundo de toda sexualidad: el intercambio que enriquece y la fusión que crea paradójicamente la diversidad. Ese proceso envuelve imperfecciones, inexistentes en la mitosis, pero favorece mutaciones, adaptaciones y nuevas formas de vida.

La sexualidad revela la presencia de la simbiosis (composición de diferentes elementos) que, junto con la selección natural, representa la fuerza más importante de la evolución.

Tal hecho está cargado de consecuencias filosóficas.  La vida aparece tejida de cooperación, de intercambios, de simbiosis, mucho más que de lucha competitiva por la supervivencia.  La evolución ha llegado hasta la fase actual gracias a esa lógica cooperativa entre todos los seres vivos en un bioma que evoluciona en su conjunto.

La era moderna, desde Descartes, nos presenta una lógica racional que no representa esta biodiversidad presente en toda la naturaleza.  Es esta ruptura la que se expresa en un señorío de la razón humana y en el desarrollo arrollador de la Ciencia-Tecnología que entabla una relación de uso, de usufructo con respecto a la naturaleza que la entiende como insumo, como materia prima, y no le reconoce su principal aporte: la vida que ella porta y transporta.

Si seguimos en este rumbo de desenfreno consumista, sin el respeto que la naturaleza merece, sin respetar sus tiempos biológicos y reprodutivos, somos nosotros los que sufriremos el desequilibrio que estamos ocacionando y que cuando queramos reencauzar quizás ya sea tarde para evitar la catástrofe.

Pero lo peor de todo es que perderemos la brújula, el sentido de la vida humana, el mismo que ha sellado nuestro creador al hacernos a su Imagen y Semejanza.

Lic. Prof. Ernesto Gabriel Cela - ernestocela@gmail.com

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