viernes, julio 04, 2014

El dilema ético en Antígona, obra dramática de Sófocles

Una antigua obra de Sófocles, Antígona, nos da motivo para reflexionar desde la Filosofía sobre la Justicia que viene de la Ley o la que viene de lo que cada hombre puede considerar el Deber.

Wikipedia ofrece una buena síntesis de lo que se plantea en Antígona: se enfrentan dos nociones del deber: la familiar, caracterizada por el respeto a las normas religiosas y que representa Antígona, y la civil, caracterizada por el cumplimiento de las leyes del Estado y representada por Creonte, su tío. Además se establece una oposición entre el modo en que las dos hermanas, Antígona e Ismene, se enfrentan a un mismo problema.

Es recomendable leer el mito que no es muy extenso y que como obra de teatro es un drama muy bien presentado.  Pero también pueden ver en este breve video una síntesis del núcleo del drama, el diálogo entre Antígona, que había sepultado a su hermano muerto y que con esa acción había contravenido una ley impuesta por el vigente Rey Creonte, su tío, y que dicha contravención estaba penada con la muerte, algo que ella sabía; y el mismo Rey Creonte que espera que Antígona se arrepienta de haber crebantado la ley para poder salvarla.



Decidir vivir en base a las normas escritas, las leyes, o vivir en base a las creencias que dan sentido a nuestra vida parece ser la cuestión que deja a la vista el drama de Antígona.

Podríamos decir que no necesariamente tienen que estar enfrentadas la Ley y el Deber, pero sabemos de la imperfección de la ley humana puede ponernos en ocaciones ante estas situaciones.

Lo triste es cuando no tenemos claro cuáles son las bases, el sustento de lo que consideramos el Deber, los motivos que nos movilizan a actuar.  Es el trabajo filosófico que nos compete como seres humanos, definir los criterios que sustentan nuestras decisiones exitenciales, aquellas que implican en muchos casos sacrificios.

No cabe duda que el sacrificio, que está dispuesta Antígona a asumir, es un caso extremis donde ponemos en juego la vida en sentido literal.  Pero todo ser humano que quiere y elige ser coherente en su vida debe estar dispuesto a realizar sacrificios, los que asumimos cuando decidimos un proyecto, un camino, y la construcción de ese camino, el sendero que marcamos, la huella que dejamos, todo ello nos constituye como personas que no pasaremos en vano por la vida si sentimos ese deber de ser lo que hemos decidido.

Es en esa decisión existencial donde radica el valor de la vida humana y su dignidad: ser libres para determinar el futuro que queremos vivir y ser, ser capaces de elegir los valores que orientan nuestra vida y que entendemos, o pretendemos, como decía Kant, sean valores para el resto de la humanidad.

Quienes somos creyentes, al menos así lo entiendo, tenemos una ventaja cualitativa: creemos que es Jesús, el Nazareno, el modelo de hombre perfecto, aquel que nos señala el camino para ser felices, para ser Imagen de Dios, porque a su imagen hemos sido creados y para eso hemos sido llamados.

Quienes no creen, esa decisión no pueden dejarla en manos de la Ley que establecen los poderes del mundo, que son sin dudas los representados en gobiernos autoritarios o que no respetan la voluntad de las mayorías.

La Filosofía se trata de esa búsqueda de los últimos criterios, de los valores absolutos que puedan orientar una vida humana a su realización plena. Ejemplos en la humanidad tenemos varios: Mahatma Gandhi, Madre Teresa de Calcuta, Jesucristo... y quienes ustedes les parezcan modelos a seguir.


Lic. Prof. Ernesto Gabriel Cela - ernestocela@gmail.com

No hay comentarios.: