miércoles, diciembre 27, 2023

La Propiedad privada no puede ser absoluta.

La propuesta de Reforma del Estado que realiza el Presidente Javier Milei en la llamada "Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos" supone el principio de la "Propiedad Privada como valor absoluto".

Promueve un Estado que deja de cumplir la función de organizador de las relaciones sociales y protector de los Derechos Humanos, sociales, económicos y políticos, para pasar a ser un mero instrumento de defensa de la "Propiedad Privada" que es considerada como con un valor superior al bien común.

Es la definición de este principio de la "Propiedad privada" el que planteo debatir y poner en cuestión con este artículo.

A lo largo de la historia de la humanidad, sean pueblos de donde sean, puede distinguirse una cualidad común: La organización social tiene por finalidad proteger la vida y administrar la justicia social.


Esta cualidad se ve profundizada en los pueblos creyentes y en América Latina en los pueblos originarios.   También el Pueblo Judío en tiempo de los profetas, han interpretado a la propiedad de los bienes como comunes y con una función social que no puede dejarse de lado.

Así por ejemplo nuestros pueblos originarios no conocían el concepto de "propiedad privada".  Para ellos la Pachamama no puede tener un "dueño", es un bien común considerado incluso sagrado.  Es el bien que compartido puede dar respuesta satisfactoria a las necesidades vitales, y el principio de lo privado está cuestionado, o mejor dicho, eliminado.

En el campo de la creencia la Iglesia Católica en sus encíclicas sociales desde la Rerum Novarum (en adelante: RN), del Papa León XIII (1891), a la Laudato Si ‘(en adelante, LS), del Papa Francisco (2015) sostiene también el sentido común que tienen los bienes, aún aquellos que se encuentran enmarcados como propiedad privada.

Toda la doctrina social de la Iglesia puede sintetizarse en los siguientes seis principios, que se relacionan entre si y no pueden interpretarse separados unos de otros porque se sustentan en la misma cosmovisión:

1. La dignidad de la persona humana: el ser humano es la imagen viva de Dios mismo; la persona es titular de derechos y obligaciones que son inherentes a todo ser humano.

2. El bien común: es el bien de todos y es indivisible (como la salud, la seguridad y la paz); Es responsabilidad de todos, bajo la coordinación del poder público.

3. El destino universal de los bienes: o principio del uso común de los bienes, que precede a las diversas formas concretas de la propiedad (Sollicitudo rei socialis, en adelante SRS, n.42); la distribución de la propiedad debe ser tal que todos tengan al menos lo suficiente para vivir con dignidad.

4. Subsidiariedad: lo mayor no debe sustituir a lo menor, ni impedir su libre iniciativa; Implica el respeto a las competencias de cada nivel de responsabilidad y el derecho a emprender.

5. Participación: el derecho y el deber de contribuir a la vida en la sociedad; Implica los derechos y deberes de la ciudadanía activa.

6. Solidaridad: determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; se opone a la “globalización de la indiferencia.”

El Concilio Vaticano II resume el significado de este principio de la propiedad privada de la siguiente manera: 

Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y todos los pueblos, de modo que los bienes creados deben ser suficientes para todos, con equidad, de acuerdo con la regla de justicia, inseparable de la caridad” (Gaudium et spes, en adelante GS, n.69).

El principio del destino universal de los bienes de la tierra es la base del derecho universal al uso de los bienes. Cada persona debe tener la posibilidad de disfrutar el bienestar necesario para su pleno desarrollo. 

El principio del uso común de los bienes es el “primer principio de toda ética social y el principio característico de la doctrina cristiana” (SRS n.42). Este principio establece la igualdad básica de todos en relación con el sustento de las propias vidas: “Dios dio la tierra a toda la humanidad, para  sustento de todos sus miembros, sin excluir ni privilegiar a nadie” (Centesimus Annus, en adelante  CA , n.31). 

Ya Pío XII en su mensaje de radio de Navidad de 1941, afirmó el derecho de toda persona a satisfacer sus necesidades básicas, como base para la paz en el mundo: “No se puede prescindir de los bienes materiales que satisfagan sus necesidades primarias y constituyen las necesidades básicas de su existencia”.

Es un derecho natural, original y prioritario. Asegura el Papa Pablo VI:

"Todos los demás derechos, sean los que sean, incluidos los de propiedad y el libre comercio, le están subordinados; no deben, por tanto, impedir, por el contrario facilitar su realización; y es un deber social grave y urgente reconducirlo a su propósito original“ (Populorum Progressio, en adelante PP, n.22).

Estos desarrollos en la doctrina social de la Iglesia tiene sus raíces profundas en los textos Bíblicos como les muestro a continuación.

Los profetas del Antiguo Testamento denuncian claramente como un pecado la existencia de los pobres, porque son el fruto de la codicia y la apropiación privada de los bienes comunes.  

Así por ejemplo el reparto de la tierra que relata el libro de Josué (Jos 13,1 - 21,45) atribuida a la corriente Deuteronomista manifiesta la preocupación por el fenómeno de privación del derecho a la tierra, formula su posición: en el plan de Dios, la posesión de un territorio es esencial, pero no como propiedad privada, sino como una propiedad colectiva capaz de generar instituciones económicas, políticas, sociales, legislativas, judiciales y religiosas acordes con este modelo de propiedad.

El problema que hoy tenemos es que bajo la doctrina del libre mercado, donde las relaciones sociales se han mercantilizado, donde el dinero aparece como un bien supremo con el que todo tiene precio, la "propiedad privada" pasa a considerarse de manera absoluta y divide profundamente los lazos sociales y solidarios en el pueblo.

No podemos aceptar este sentido que nos quieren imponer de la "propiedad privada", debemos recuperar su sentido social, porque todos los bienes estan para salvar necesidades, son medios y no fines de la vida humana.

Promovamos el debate, hagamos de nuestra vida un testimonio de la solidaridad y el compromiso por la vida del otro que es parte de nuestra cultura nacional.  La patria es el otro y la otra, y más aún cuando ese otro y  esa otra es una persona necesitada y víctima de una sociedad capitalista que "no lo ve", "no lo mira".  Y es en esta actitud donde se juega la salvación del Mundo. (Mt 25,31-46)

Fuentes:

https://teologicalatinoamericana.com/?p=1391 

Textos bíblicos: Libro de Josue 13,1 - 21,45 - Mt. 25, 31-46

Lic. Prof. Ernesto Gabriel Cela - ernestocela@gmail.com

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