viernes, febrero 17, 2012

Caminar hacia una Argentina mejor siendo más humanos.

Imagen del Vía Christi en Junín de los Andes
aquí Gandhi - Martin Luther King - Padre Mujica

¿Se acuerdan la famosa frase... "Los argentinos estamos condenados al éxito"?

Personalmente no comparto nada con la persona que en su momento la pronunció, pero sí creo que es una buena frase para presentar el tema del que quiero reflexionar partiendo de cuatro ejemplos.

Primer ejemplo:
Esta mañana fui a la boletería de la estación de subte Castro Barros, donde habitualmente cargo mi tarjeta SUBE.

No estaba la cajera que suele estar, sino otro señor, que había tapado la pantalla de cargado y me dijo: "No estamos cargando, se rompió la máquina".  Algo que me extrañó, pero creí en su palabra.  Entonces le pregunté si iba a ser así todo el día, a lo que no supo que responderme.

Al mediodía, en mi tiempo de almuerzo, pasé nuevamente y ahora sí estaba la cajera que me atiende habitualmente... y ¡Oh, sorpresa! Ahora sí andaba "la máquina".  Demás está decirles que con esta persona nunca la máquina se rompió o estuvo fuera de servicio.

Segundo ejemplo:
Todos los días, y les reitero para que quede claro... TODOS los días, paso frente a la sucursal de Correo Argentino en Medrano al 100.  Allí, hace dos meses, cuando despachaba cartas veía que, casi siempre, había alguien solicitando y retirando su tarjeta SUBE.

Ahora bien, lo cierto es que cuando estalló la bomba mediática sobre la "urgencia" de sacar una tarjeta SUBE para no perder los beneficios del subsidio, en la primer semana no se entregaba tarjeta y se leía el cartel... "No hay sistema para entregar la tarjeta SUBE"... y desde hace dos semanas, sin mediar ningún día en que la entregaran normalmente, apareció el cartel: "No tenemos tarjetas SUBE para entregar - Agotadas". ¿qué pasó, se las comieron los ratones? Eso es grave si pasa en un lugar donde siempre hay cartas como alimento...

Tercer ejemplo:
Yo tenía la tarjeta Subtecard, conservaba la que saqué en el año 2003 (aún la conservo porque es una reliquia) y funciona perfectamente.  De todos modos me acerqué a un quiosco de OCA y Plataforma 10, en Av. Rivadavia al 4200, para sacar la tarjeta SUBE.  El muchacho me explicó que debía llenar un formulario que él no tenía en ese momento porque se le había agotado pero que sí tenía tarjetas SUBE.

Volví a la oficina, busqué el formulario en Internet, incluso lo subí al Blog de La Granate Suteba Quilmes para ofrecerlo a los compañeros que lo busquen, me imprimí 2 formularios y volví al quiosco.   Cuando llego, delante mío una señora recibe la misma respuesta y entonces le digo al Quiosquero: "Si querés te dejo este formulario en blanco para que puedas fotocopiarles a los que no lo tengan y así seguís entregando"  A lo que me responde que no puede hacerlo porque ya hubo vecinos del barrio que dijeron que él escondía los verdaderos formularios para cobrar la fotocopia ya que no puede cobrar por emitir la tarjeta SUBE.

Le dí el formulario que me sobraba a la señora y entonces al menos ella pudo llevar su tarjeta.  El martes pasado fuí al mismo quiosco para enviar una carta por OCA y me encontré con la sorpresa de que ya no entregaba más tarjetas SUBE... "La gente me cansó" me dijo...

Cuarto ejemplo:
En el teléfono de la oficina en la que trabajo, de la Obra de Don Bosco, escucho a mucha gente que está sola... hay mucha gente sola, que no tiene a quién acudir... pero lo que más me duele es como el otro día cuando una mujer anciana, que vive sola, me dijo:  "No consigo ni un sacerdote para que pueda venir a mi casa a confesarme y darme la unción de los enfermos, no sé a donde más acudir".   Yo le pregunté si había llamado a su parroquia, a lo que me contestó: "Si, pero el cura me dijo que él no iba a las casas, que tenía que venirme en un horario determinado a la parroquia, y la verdad que yo no puedo moverme, estoy en silla de ruedas.  Me dijo entonces que rezara y listo".  Por supuesto que nosotros pudimos ir pero les cuento que es inaudito que esta señora no haya tenido una respuesta adecuada desde su parroquia o desde su diócesis.

Y les aseguro que podría poner algunos ejemplos más, en muchos ámbitos, como el de mis compañeros docentes que hoy estamos discutiendo paritarias, y donde veo que algunos, los que se dicen los más combativos, tienen anteojeras, sólo miran su bolsillo y no el conjunto o beneficios del país.

Volviendo a la frase del principio... ¿Qué nos pasa a los argentinos?  

No hay dudas que en estos años, del 2003 a la fecha, hemos crecido mucho económicamente, muchos tienen hoy un trabajo digno, otros hemos recuperado la posibilidad de discutir paritarias, se ha recuperado industria nacional, pero aún así encontramos gente que se queja de todo, gente que no se compromete en hacer las cosas bien, en criticar al que hace, en no hacer más que lo que dicta el reglamento y si alguien se destaca por su servicio o por hacer bien su trabajo se sospecha que hay algo detrás, una cometa, un arreglo, etc.

Hay una actitud de "anti-debate", no somos capaces de escuchar al otro, de argumentar seriamente, hablamos de todo sin saber ciertamente y profundamente casi de nada.  Y ¡Ojo! puede ver que no estoy fuera cuando digo estas cosas, estoy hablando en 1ª persona del plural.   Estoy convencido que debemos recuperar el sentido de Patria, de comunidad.  Si sólo pensamos con individualismo, con anteojeras, todos nos perjudicamos, como personas, como sociedad, como país.

TODOS somos el país, TODOS somos de algún modo responsables de que las cosas funcionen bien o mal, no tenemos porqué sacar los pies del plato, como se dice habitualmente.  Es más, en positivo: todo lo que hacemos en beneficio, en favor del otro, lo estamos haciendo también para nosotros mismos.

Para concluir les dejo esta frase de un grande de la humanidad, Mahatma Gandhi:

“La Política sin principios, el Placer sin compromiso, la Riqueza sin trabajo, la Sabiduría sin carácter, los Negocios sin moral, la Ciencia sin humanidad y la Oración sin caridad son los factores que destruyen al ser humano”.

Seamos más humanos en el sentido que nos dice Gandhi y entonces tendremos éxito como país sin estar condenados.

Lic. Prof. Ernesto Gabriel Cela
ernestocela@gmail.com

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